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sábado, 5 de diciembre de 2009

Meditación sobre la Muerte.

Meditando sobre la muerte, me doy cuenta de lo terrible que debe ser para todo aquel que la siente cerca, pensar en ello.
Pensé en lo dichoso que eran aquellos que no pueden pensar en eso porque su mente no se lo permite.Y me di cuenta que todo lo que hemos aprendido en la vida acerca de como enfrentarla, se vuelve nada en el momento preciso; momentos terribles debe vivir la persona que conoce que su vida está por terminar, que nuestra existencia en este plano va a desaparecer y que aún no hemos terminado con nuestro cometido, que aún nos falta mucho por hacer.
Me doy cuenta que Dios es misericordioso con aquellos que pierden su noción de la vida e ignoran lo que les está sucediendo. He pensado en que nuestros cuerpos, con el cursar del tiempo, van envejeciendo, nuestra piel se vuelve marchita y arrugada; y recordamos cuando la teníamos tersa y suave, y que a pesar de que nuestro rostro y nuestro cuerpo ya no son los mismos; los ojos, nuestros ojos no han envejecido, y seguimos mirando la vida con el mismo asombro, tal como la veíamos cuando aún eramos jóvenes.
Y aprendí que mis ojos son la ventana por la que contempla el mundo físico nuestro verdadero Ser, aquel que nunca envejece y que en su momento ha de regresar a su lugar de origen y que tal como nos parece hoy a nosotros la muerte, a nuestro Ser le debió parecer lo mismo cuando tuvo que dejar su paz para venir a esta parte del Universo.
Me doy cuenta que amamos tremendamente este cielo azul, el verde de las plantas y los colores de las flores, aunque ahora parezca que no les prestamos atención, pero a la hora de irnos de este mundo en el que vivimos comenzamos a valorar más la naturaleza; nos damos cuenta de cuanto amamos a nuestra familia, y a todos aquellos que nos rodean, y nos preguntamos como han de ser sus vidas cuando ya no estemos.
Que dificil ha de ser esa transición, que dificil es dejar de respirar o sentir que el corazón se nos detiene.
He meditado en aquellos que dicen conocer lo que les espera , pero también en los que no han tenido la oportunidad de crecer, de aprender e imagino el miedo que deben sentir ante ese final, creyendo que la vida termina y que ellos terminan para siempre con su existencia. Es que aún para los que hemos aprendido algo sobre la reencarnación y "creemos" que la vida continúa y que lo que llamamos muerte no es más que el regreso a nuestros orígenes, debe ser también muy dificil pues nos vamos sin la certeza de que todo ésto sea así, pues lo que hemos aprendido es solamente fruto del pensamiento humano, y tememos que cuando despertemos, si es que realmente lo hacemos no podamos ver ese cielo azul, ni el verdeazul de nuestros mares, ni la blanca arena de las playas, ni el verde brillante de la hierba o las hojas de un árbol, o los colores brillantes de la flores, el color de la tierra roja, carmelita o negra de nuestro maravilloso planeta azul; no ver más el rostro amado de nuestros hijos o de nuestros seres queridos.Aquellos que mueren en plenas facultades, a sabiendas de que han de dar ese gran paso hacia lo deconocido, claro que han de sentir miedo, miedo al misterio, miedo a no saber lo que va a suceder con ellos depués de dar ese gran salto.
Y eso es natural en el ser humano, al final he sentido temor, he sentido temor al pensar que ese mismo cuerpo ha de ser devorado por las llamas o comido por los gusanos en una espantosa ocuridad.
De todos modos, que más da que pensemos o no en lo que se nos viene encima, es inevitable el fin.

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